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lunes, 16 de mayo de 2011

EL “CATÁLOGO” EN VIVO Y EN DIRECTO

Como ya os comentamos hace unos días, el recién editado poemario de nuestro cantautor y poeta Javier Pelayo –Catálogo de ausencias- fue presentado dentro de la programación de FLLIC. Concretamente, eran las 19.30 del pasado viernes 6, cuando al estrado de la carpa exterior instalada en el recinto de La Hípica, accedía Javier, muy bien acompañado de su grupo Trabarte y de la presencia impagable del gran músico Manuel Margeliza (guitarras y violín en ristre), que junto a la percusión y el clarinete de Eduardo Calleja y a la guitarra del propio Pelayo González, desgranaron espléndidamente  un ramillete de ocho canciones (seis de Javier y dos firmadas por el compositor conquense, Manuel Millán de las Heras) de bella factura y con excelentes arreglos musicales. Las recitaciones de Paco Martínez Zamora, de Andrés Moreno Aguilar y de Jesús Calleja contribuyeron a matizar y enriquecer el sentido y el ambiente poético de ese atardecer conquense. El propio Jesús presentó el acto con una de esas “chulerías” literarias, que tanto se hacen de rogar en una sección de este blog (aunque según fuentes fidedignas, amenaza en breve con romper la meditación a la que se ve abocada la citada sección). Esta breve presentación se situó en un tono legendario, intentando repasar la trayectoria poético-musical del bardo Javier. Uno de los momentos más espectaculares de este concierto-recital se produjo cuando el músico de Trabarte, Manuel Millán, subió al escenario para interpretar, magistralmente y con una rotundidad genial, la primera parte del tríptico versal “Así” (cuya composición musical lleva su firma).
La dotada voz de Javier flotó, con eficacia y elegancia, entre los versos y la música amalgamada, dos caras de una misma moneda artística, que lucharon por hacerse un hueco en la agenda postrera del viernes en la FLLIC, donde se planteaba la presentación de otro libro (un estudio poético, en este caso, donde parece que aparece también el nombre de Trabarte) y otro recital, en el margen horario de una poética hora. Una audiencia cercana a las ochenta personas, sin embargo, tuvo la suerte de encontrarse con un concierto-recital que sorprendió a propios y extraños por su originalidad compositiva e interpretativa y por su rico planteamiento musical. Gracias, una vez más, a todos y cada uno de los que estuvisteis en esta tarde inolvidable para Trabarte.

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